viernes, 6 de enero de 2012

La bioquímica del amor

La bioquímica del amor

¿Porqué encontramos atractivas a determinados personas, cómo nuestros cuerpos ansían enamorarse, por qué al amor se le puede considerar casi como una droga, y por qué las parejas locamente enamoradas, bajo otras circunstancias, podría considerarse que sufren un desorden obsesivo compulsivo?



La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.

Aunque nos atraen las personas con rasgos similares a los nuestros tendemos a elegir el olor de aquellas que tienen un sistema inmunológico muy distinto. Y por un lado es una suerte porque evita que nos enamoremos de nuestros familiares. Nuestra biología nos guía para encontrar un compromiso entre la igualdad y la diferencia y siempre encontramos el equilibrio perfecto, no sólo cuando elegimos las caras y los olores. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer". Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. Además, incluso INFLUYE el tipo sanguineo (A, B, AB, O), provoca atraccion con las personas del mismo tipo y no de las demas.


¿La biología guía nuestra vida amorosa?


Después del orgasmo el sistema límbico del cerebro libera una hormona especial llamada oxitocina. Esto sucede en una parte del cerebro en la que sentimos el placer emocional. La oxitocina hace que la pareja se sienta más vinculada y cercana emocionalmente, pero también existen algunas diferencias entre el cuerpo del hombre y el de la mujer. Algunos científicos creen que cuando la oxitocina se combina con una determinada hormona femenina, los estrógenos, la mujer se siente muy cariñosa y conversadora. Pero cuando la oxitocina se mezcla con una hormona masculina, la testosterona, puede provocarle al hombre una necesidad incontenible de dormir.

Todos sabemos que podemos tener relaciones sexuales sin enamorarnos, pero si se tienen suficientes relaciones con la misma persona hay muchas posibilidades de que esta bomba de relojería de hormonas nos haga perder la cabeza por alguien. El cuerpo hace lo posible por unirnos a nuestra pareja, pero eso precisamente lo convierte en una gran adicción.
Todo aquello que tiene que ver con el amor, desde el maternal hasta el curioso hecho de que algunos logren permanecer felices por décadas con la misma pareja, o que otros sean incapaces de jamás forjar una relación duradera, es culpa de una hormona.

Al parecer, las cosas del amor no son tan caprichosas como aparentan. Según el experto en el cerebro de la Universidad de Edimburgo, Gareth Leng, la hormona oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de millones de circuitos cerebrales. Al explicar cómo se enamora el cerebro, Leng señala que la oxitocina ayuda a afianzar el vínculo entre una madre y su bebé, y se produce tanto durante un parto como un orgasmo.

Mientras que el instinto de reproducirnos nos hace sentir la pasión del amor, en el caso contrario, cuando lo perdemos, podemos acabar sintiéndonos deprimidos. Cuando estamos enamorados o locos por alguien... el cóctel químico del organismo puede hacernos perder la razón, pero ¿por qué?.

Es posible que tengan que ser los cientificos quienes respondan a las preguntas: cuánto dura la pasión, es el amor para toda la vida o es sólo un sistema de defensa que asegura la supervivencia de la especie humana.

Produciendo nuestras propias drogas

Sabes que puedes producir tus propias drogas, sin tener que sembrar amapolas, marihuana o comprar cocaína?
El cerebro, movido por las emociones, produce sustancias químicas que hacen que la persona eleve su autoestima, experimente sensación de euforia, se sienta animada, alegre y vigorosa, sin necesidad de tomar, inyectarse o fumar nada.
Estas sustancias que produce el cerebro, denominadas hormonas endógenas (ya que se producen en la corteza cerebral) bien podrían llamarse "drogas de la felicidad". Algunas de ellas son:
La oxitocina, que se produce cuando existe un amor pasional y se relaciona con la vida sexual.
La dopamina, que es la droga del amor y la ternura.
La finilananina, que genera entusiasmo y amor por la vida.
La endorfina, que es un trasmisor de energía y equilibra las emociones, el sentimiento de plenitud y el de depresión.
La epinefrina, que es un estímulo para el desafío de la realización de metas.
Si hay abundancia de estas hormonas endógenas, hay inteligencia emocional e interpersonal; la persona se siente ubicada, sabe quién es, a dónde va; controla sus emociones, conoce sus habilidades y sus talentos y se siente dueña de sí misma.

¿Cuándo y cómo se crean estas drogas internas?

Se han realizado descubrimientos como estos:
Cuando una mujer va a dar a luz, se vuelve altamente dopamínica; es decir, genera una cantidad enorme de dopamina (la droga del amor y la ternura).
Cuando estamos enamorados, la dopamina aumenta 7000 veces su cantidad, acompañada de la oxitocina, responsable de la pasión sexual y de las fenilananinas, responsables del entusiasmo, bloqueando el aspecto de la lógica y la razón.
En los recién casados, se produce gran cantidad de oxitocina, que es responsable del amor pasional. Por eso ellos irradian felicidad, se sienten plenos, alegres y motivados.
Como vemos, la felicidad no es algo vago e impreciso, ni una sensación nebulosa: es el efecto de un flujo correcto de sustancias químicas que proporcionan al ser humano su equilibrio físico y psíquico. Así, la felicidad se puede incrementar por medio de las siguientes actitudes o actividades, todas productoras de estas "drogas" internas:
Amar y disfrutar apasionadamente lo que hacemos. Tener relaciones con personas que nos motivan y enriquecen nuestra fuerza vital.
Tener una autoestima positiva y un sentido del valor personal. Trabajar y lograr pequeñas o grandes metas. Descansar y dormir profundamente. Manejar adecuadamente el estrés.
Hacer ejercicios regularmente: "mente sana en cuerpo sano".
Recordar los momentos felices de nuestra vida, ya que en esos momentos la mente no distingue entre lo real y lo imaginario.
El secreto está dentro de nosotros. Sentirnos felices es, en parte, una cuestión de actitud hacia la vida: las drogas de la felicidad no se consiguen en el exterior, sino que son creadas mediante una vida llena de amor, entrega, optimismo, ejercicio,
satisfacción personal ante el logro de metas y vocación y devoción por lo que se hace....


"Un estudio explica por qué el amor es ciego"

En un reciente trabajo de unos investigadores de la Universidad College de Londres, se dedicaron a captar imágenes de cerebros enamorados.
Ya hace tiempo que la ciencia ha descubierto que ante la visión del ser amado se activan determinadas zonas del cerebro, entre ellas el córtex anterior cingulado, que también responde al estímulo de drogas sintéticas produciendo sensaciones de euforia; pero lo sorprendente del nuevo estudio es que además, las áreas encargadas de realizar juicios sociales y, por tanto, de someter al prójimo a valoración, se inactivaban. Ante nuestro amor, nos volvemos "ciegos" o, por lo menos, bajamos la guardia.
Pero es que el ser humano, como todos los animales, ha tenido que encontrar los mecanismos evolutivos para perpetuar la especie. Y el enamoramiento está entre estos mecanismos, un proceso bioquímico que se inicia en el cerebro, y que tras la desbordante secreción de neurotransmisores, activa glándulas y respuestas fisiológicas a velocidad de vértigo, con la finalidad de que acabemos reproduciéndonos.
Trabajos anteriores han explorado otras líneas de investigación y han aportado interesantes datos sobre las causas y los efectos del amor. Hasta ahora se sabe, por ejemplo, que la feniletilamina (FEA), una anfetamina que segrega el cuerpo humano, es una de las principales sustancias implicadas en el enamoramiento. Este compuesto activa la secreción de dopamina -un neurotransmisor implicado en las sensaciones de deseo y que nos hace repetir lo que nos proporciona placer- y de oxitocina -ésta implicada, entre otras funciones, en el deseo sexual-.

Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño. En definitiva, nos sentimos bien con nuestro amor, estamos sumamente eufóricos y excitados, necesitamos a la persona con la que estamos, como si de una droga se tratara, porque nos proporciona placer, y nuestra capacidad para juzgarla se reduce hasta la nada.

Cuando termina la pasion...

Pero la síntesis de FEA no puede prolongarse durante mucho tiempo, entre otras cosas porque moriríamos de extenuación, y tras dos o tres años sus efectos desaparecen, sin apenas dejar rastro. Es entonces cuando nos enfrentamos a la tremenda realidad y, sobrevienen los defectos que otrora no vimos. Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra DUCHA QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.

Los motivos que explican por qué nos enamoramos de una persona y no de otra no están bien establecidos, aunque deberemos confiar en que las leyes psicológicas que rigen la elección tengan también una buena base evolutiva y, si no es mucho pedir, que sean sensatas ante las posibilidades de ser correspondidos.

Otra cosa es ya, si entre tanta precisión biológica, queda lugar para el romanticismo. Pero no os preocupeis, pronto descubrireis que el romanticismo seguirá existiendo en toda su plenitud, solo que ahora tendremos una explicacion cientifica a ciertas reacciones fisicas y emocionales, solo eso, pero creo que el amor va a continuar siendo ciego de momento.
La oxitocina, conocida como hormona del cariño, genera lazos afectivos: Montemayor

Un solo abrazo desencadena las sustancias que mitigan el estrés
http://www.jornada.unam.mx/2011/02/14/index.php?section=sociedad&article=041n1soc
Acariciar a una mascota logra disminuir la tensión arterial, la ansiedad e incluso la depresión
Para los humanos, el contacto físico es una necesidad, una fuente de bienestar que los hace sentir protegidos, amados y reconocidos por el otro. Tan sólo un abrazo desencadena sustancias químicas que ayudan a reducir el estrés y a entablar lazos emocionales.

La piel posee receptores sensitivos que envían señales a la corteza cerebral. Este mecanismo permite percibir frío, calor, caricias, cosquillas, pellizcos y si una superficie es suave o áspera.

Georgina Montemayor, académica del departamento de anatomía de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México, explica que al recibir un abrazo, un apretón de manos o una caricia, el cerebro libera oxitocina, también conocida como hormona del cariño, la cual permite el apego y que los seres humanos se busquen los unos a los otros.

Cada zona del cuerpo está representada en la corteza cerebral: párpados, orejas, pies, órganos sexuales, piernas, nuca. Por eso donde nos toquen vamos a sentir, aunque hay partes, como manos y labios, que ocupan mayor espacio en la corteza cerebral, por tanto, son más sensibles al estímulo.

Con ayuda de la resonancia magnética (que permite hacer imágenes del funcionamiento del cerebro), los científicos han observado que al recibir un abrazo, un apretón de manos o una caricia se libera oxitocina.

Esa sensación de bienestar con un amigo, los padres o la pareja se logra gracias a la oxitocina y a la vasopresina, que se parecen mucho. La segunda aparece más en hombres y la oxitocina la produce más el sexo femenino.

Eso explica por qué las mujeres pasan gran parte del tiempo con amigas y por qué les gusta ser abrazadas constantemente.

Para que un abrazo produzca oxitocina suficiente para una mujer debe durar cuando menos un minuto, y tiene que ser tranquilo, no como los que dan muchos hombres, con palmadas o golpecillos en la espalda. Las mujeres no abrazan así, incluso hasta nos mecemos al abrazar; a los varones esa cercanía los pone nerviosos.

Estudios científicos internacionales han demostrado lo relevante que es para los mamíferos el contacto físico. Monos bebés fueron separados de sus madres y colocados en jaulas con dos sustitutas artificiales: una figura de alambre que les proveía leche y otra de felpa que no los alimentaba. La sorpresa de los investigadores fue grande al descubrir que las crías se acercaban con mayor frecuencia a esta última. El contacto con la felpa satisfacía su necesidad de consuelo.

La especialista de la FM destaca que el ser humano no puede desconocer la principal herencia de los mamíferos: vivir en grupo. Para eso necesitamos lazos, que se logran gracias a la oxitocina.

Durante la Segunda Guerra Mundial se crearon albergues para los pequeños, sobre todo recién nacidos, que habían perdido a sus padres. Las enfermeras los bañaban, vestían y alimentaban; sin embargo, muchos bebés morían pronto por la falta de contacto físico estrecho. Los niños necesitan abrazos, caricias, entre otras expresiones del amor materno para sobrevivir.

Otros estudios muestran que gran parte de la depresión de los ancianos se debe a la ausencia de contacto físico con otras personas y no a la falta de sexo.

La oxitocina genera una sensación de bienestar y calidez. El cerebro del recién nacido establece el contacto visual con la madre por la oxitocina. Ésta tiene funciones fuera del cerebro: en las mujeres aparece en el momento previo al parto, es necesaria para contraer el útero y expulsar al producto; cuando nace el niño hay altos niveles de oxitocina en cuerpo y cerebro. Esto genera apego, pero también pérdida de la memoria; quizás por eso las mujeres se vuelven a embarazar y no recuerdan cuán doloroso fue el parto.

Pero esta sustancia no sólo aparece durante el contacto físico con el ser amado, amigo o familia, sino también se produce en la interacción con mascotas. “Si durante una semana todos los días al llegar a casa acaricias la panza del perrito, te verá a los ojos en busca de apego. Y a ti, sólo por acariciarlo, se te baja la tensión arterial y la ansiedad, y si estás deprimido, disminuye un poco la depresión..

Sin embargo, esa sensación no se presenta cuando existe contacto con persona que acabamos de conocer, pues es necesario que se generen vínculos afectivos, concluye la investigadora.

imformacion de :

http://www.psikologia.com/bioquimica.htm

La química del amor

El rincón de la Ciencia nº 19 (Diciembre-2002)
La química del amor (RC-51)

Francisco Muñoz de la Peña Castrillo, IES Carolina Coronado, Almendralejo


Con este artículo pretendo ofrecer en un tono divertido y ameno una visión fundamentalmente química de algo tan sencillo como maravilloso que nos ocurre a todos alguna vez en la vida: ¡Enamorarnos!.

Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los sentimientos desde todos los ángulos y con infinitos matices, pero los químicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos seductoras pero no por ello menos importantes.

¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Innumerables investigaciones psicológicas demuestran lo decisivo de los recuerdos infantiles -conscientes e inconscientes-. La llamada teoría de la correspondencia puede resumirse en la frase: "cada cual busca la pareja que cree merecer".

Parece ser que antes de que una persona se fije en otra ya ha construido un mapa mental, un molde completo de circuitos cerebrales que determinan lo que le hará enamorarse de una persona y no de otra. El sexólogo John Money considera que los niños desarrollan esos mapas entre los 5 y 8 años de edad como resultado de asociaciones con miembros de su familia, con amigos, con experiencias y hechos fortuitos. Así pues antes de que el verdadero amor llame a nuestra puerta el sujeto ya ha elaborado los rasgos esenciales de la persona ideal a quien amar.

La química del amor es una expresión acertada. En la cascada de reacciones emocionales hay electricidad (descargas neuronales) y hay química (hormonas y otras sustancias que participan). Ellas son las que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que explican buena parte de los signos del enamoramiento.

Cuando encontramos a la persona deseada se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. A través del sistema nervioso el hipotálamo envía mensajes a las diferentes glándulas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina (neurotransmisores que comunican entre sí a las células nerviosas).

Sus efectos se hacen notar al instante:

El corazón late más deprisa (130 pulsaciones por minuto).
La presión arterial sistólica (lo que conocemos como máxima) sube.
Se liberan grasas y azúcares para aumentar la capacidad muscular.
Se generan más glóbulos rojos a fin de mejorar el transporte de oxígeno por la corriente sanguínea.
Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar: que está borracho y que está enamorado
Antífanes -388-311 a. C.-, comediógrafo griego

Los síntomas del enamoramiento que muchas personas hemos percibido alguna vez, si hemos sido afortunados, son el resultado de complejas reacciones químicas del organismo que nos hacen a todos sentir aproximadamente lo mismo, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo.

Ese estado de "imbecilidad transitoria", en palabras de Ortega y Gasset, no se puede mantener bioquímicamente por mucho tiempo.

No hay duda: el amor es una enfermedad. Tiene su propio rosario de pensamientos obsesivos y su propio ámbito de acción. Si en la cirrosis es el hígado, los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El suave músculo intestinal, las glándulas lacrimales, la vejiga y los genitales, el organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo: ¡constricción!, ¡dilatación!, ¡secreción!, ¡erección! Todo es urgente, efervescente, impelente... Aquí no manda el intelecto ni la fuerza de voluntad. Es el reino del siento-luego-existo, de la carne, las atracciones y repulsiones primarias..., el territorio donde la razón es una intrusa.

Hace apenas 13 años que se planteó el estudio del amor como un proceso bioquímico que se inicia en la corteza cerebral, pasa a las neuronas y de allí al sistema endocrino, dando lugar a respuestas fisiológicas intensas.

El verdadero enamoramiento parece ser que sobreviene cuando se produce en el cerebro la FENILETILAMINA, compuesto orgánico de la familia de las anfetaminas.

Al inundarse el cerebro de esta sustancia, éste responde mediante la secreción de dopamina (neurotransmisor responsable de los mecanismos de refuerzo del cerebro, es decir, de la capacidad de desear algo y de repetir un comportamiento que proporciona placer), norepinefrina y oxiticina (además de estimular las contracciones uterinas para el parto y hacer brotar la leche, parece ser además un mensajero químico del deseo sexual), y comienza el trabajo de los neurotransmisores que dan lugar a los arrebatos sentimentales, en síntesis: se está enamorado. Estos compuestos combinados hacen que los enamorados puedan permanecer horas haciendo el amor y noches enteras conversando, sin sensación alguna de cansancio o sueño.

El affair de la feniletilamina con el amor se inició con la teoría propuesta por los médicos Donald F. Klein y Michael Lebowitz del Instituto Psiquiátrico de Nueva York, que sugirieron que el cerebro de una persona enamorada contenía grandes cantidades de feniletilamina y que sería la responsable de las sensaciones y modificaciones fisiológicas que experimentamos cuando estamos enamorados.

Sospecharon de su existencia mientras realizaban un estudio con pacientes aquejados "de mal de amor", una depresión psíquica causada por una desilusión amorosa. Les llamó la atención la compulsiva tendencia de estas personas a devorar grandes cantidades de chocolate, un alimento especialmente rico en feniletilamina por lo que dedujeron que su adicción debía ser una especie de automedicación para combatir el síndrome de abstinencia causado por la falta de esa sustancia. Según su hipótesis el, por ellos llamado, centro de placer del cerebro comienza a producir feniletilamina a gran escala y así es como perdemos la cabeza, vemos el mundo de color de rosa y nos sentimos flotando.

Es decir LAS ANFETAMINAS NATURALES TE PONEN A CIEN.

El 50% de las mujeres entrevistadas para el libro Por qué necesitan las mujeres del chocolate confesó que elegiría el chocolate antes que el sexo. Hay quienes al chocolate lo llaman EL PROZAC VEGETAL.

En una de las aventuras de Charlie Brown se puede leer "una buena manera de olvidar una historia de amor es comerse un buen pudin de chocolate".

Su actividad perdura de 2 a 3 años, incluso a veces más, pero al final la atracción bioquímica decae. La fase de atracción no dura para siempre. La pareja, entonces, se encuentra ante una dicotomía: separarse o habituarse a manifestaciones más tibias de amor -compañerismo, afecto y tolerancia-. Dos citas muy interesantes son:

El amor es como la salsa mayonesa: cuando se corta, hay que tirarlo y
empezar otro nuevo.
Enrique Jardiel Poncela.

El amor es como Don Quijote: cuando recobra el juicio es para morir.
Jacinto Benavente

Con el tiempo el organismo se va haciendo resistente a los efectos de estas sustancias y toda la locura de la pasión se desvanece gradualmente, la fase de atracción no dura para siempre y comienza entonces una segunda fase que podemos denominar de pertenencia dando paso a un amor más sosegado. Se trata de un sentimiento de seguridad, comodidad y paz. Dicho estado está asociado a otra DUCHA QUÍMICA. En este caso son las endorfinas -compuestos químicos naturales de estructura similar a la de la morfina y otros opiáceos- los que confieren la sensación común de seguridad comenzando una nueva etapa, la del apego. Por ello se sufre tanto al perder al ser querido, dejamos de recibir la dosis diaria de narcóticos.

Para conservar la pareja es necesario buscar mecanismos socioculturales (grata convivencia, costumbre, intereses mutuos, etc.), hemos de luchar por que el proceso deje de ser solo químico. Si no se han establecido ligazones de intereses comunes y empatía, la pareja, tras la bajada de FEA, se sentirá cada vez menos enamorada y por ahí llegará la insatisfacción, la frustración, separación e incluso el odio.

Parece que tienen mayor poder estimulante los sentimientos y las emociones que las simples substancias por sí mismas, aquellos sí que pueden activar la alquimia y no al sentido contrario.

Un estudio alemán ha analizado las consecuencias del beso matutino, ése que se dan los cónyuges al despedirse cuando se van a trabajar. Los hombres que besan a sus esposas por la mañana pierden menos días de trabajo por enfermedad, tienen menos accidentes de tráfico, ganan de un 20% a un 30% más y viven unos ¡cinco años más! Para Arthur Sazbo, uno de los científicos autores del estudio, la explicación es sencilla: "Los que salen de casa dando un beso empiezan el día con una actitud más positiva".

Es cierto, no podemos negarlo, es un hecho científico que existe una química interna que se relaciona con nuestras emociones y sentimientos, con nuestro comportamiento, ya que hasta el más sublime está conectado a la producción de alguna hormona.

No hay una causa y un efecto en la conducta sexual, sino eventos físicos, químicos, psíquicos, afectivos y comunicacionales que se conectan de algún modo, que interactúan y se afectan unos a otros.

Existe, sí, una alquimia sexual, pero se relaciona íntimamente con los significados que le damos a los estímulos, y éstos con el poder que les ha concedido una cultura que, a su vez, serán interpretados por cada uno que los vive de acuerdo con sus recursos personales y su historia. Esperemos que estos estudios en un futuro nos conduzcan a descubrir aplicaciones farmacológicas para aliviar las penas de amor.

Espero que una vez leído este artículo no le digáis a vuestra pareja después de hacer el amor: "he tenido una sensación sumamente agradable producto del aumento de testosterona y la disminución consiguiente de serotonina", entre otras cosas porque os estrangularía.

Para terminar otras interesantes citas:

Dicen que el hombre no es hombre mientras no oye su nombre
de labios de una mujer.
Antonio Machado

El amor es ciego, el matrimonio le devuelve la vista.

imformacion de:

http://centros5.pntic.mec.es/ies.victoria.kent/Rincon-C/Curiosid/Rc-51.htm

Enamorarse de quién y por qué

Enamorarse de quién y por qué

Javier de las Heras
Psiquiatra. Profesor de Psicopatología
ESCUELA DE FAMILIA



Hablando de Sexo con Cristina
Cristina López Schlichting



Hay que procurar no dejar las cosas del amor en manos exclusivamente del corazón. De entrada, lo que más nos llama la atención es el aspecto físico de alguien. De repente, conocernos a una persona que «nos gusta». No es solo su menor o mayor belleza física; es algo más, difícil de precisar. Los gestos, la forma de hablar, de moverse, nos resultan especialmente atractivos. Más tarde, su forma de comportarse, la relación que se va poco a poco estableciendo con esa persona, tienen algo de sugestivo, de especial, que nos va cautivando sin damos cuenta.


A veces, se produce un «amor a primera vista», un «flechazo». En otras ocasiones, esa persona puede resultarnos poco interesante de entrada, incluso desagradable o pretenciosa. Sin embargo, según la vamos conociendo más, cambiamos la opinión que en un principio nos habíamos forjado sobre ella, volviéndonos cada vez más receptivos.


La intuición


En estos procesos, la intuición juega un gran papel. No cabe duda de que todos vamos acumulando, sin darnos cuenta, una serie de experiencias y conocimientos que dan lugar a ciertas asociaciones inconscientes. Es lo que algunos han llamado «memoria experiencial».


Cuando una persona nos atrae, intuimos que con ella podríamos compenetrarnos y sentirnos bien en su compañía. Pero muchas veces nos equivocamos, esta intuición falla.


Esto es particularmente frecuente cuando nuestra situación afectiva es propensa al enamoramiento. Entonces podemos proyectar nuestros deseos en casi cualquier persona en la que hallemos cierta sintonía. Como decía André Maurois, en ciertos períodos de la vida estamos débiles afectivamente y, como la persona que está baja de defensas está a merced de cualquier virus que pasa a su alrededor, podemos enamorarnos de cualquiera.


La voluntad


Tras esta primera fase de atracción física y psíquica, se comienza a considerar la posibilidad de que también nosotros le hayamos gustado. Por eso es más fácil enamorar, si esto se pone de manifiesto, de forma más o menos entrevelada. Es el juego de la coquetería.


Después viene el momento más peligroso, cuando consideramos la posibilidad de enamorarnos. En este punto actúa la voluntad. Si dejamos esta puerta abierta, ya estamos perdidos. El amor se nos cuela sin damos cuenta, y cuando queramos reaccionar, estamos atrapados.


Se van configurando una serie de procesos que nos alejan de la realidad hasta llegar a un estado, en palabras de Ortega y Gasset, de «imbecilidad transitoria».


Por un proceso denominado «catatimia», percibimos de otro modo todo lo referente a esa persona. Nuestra afectividad deforma estas percepciones acercándolas a nuestros deseos: la vemos más guapa, más interesante, más inteligente, etc., aunque los demás no estén de acuerdo con nosotros. Por eso se dice que el amor es ciego. Además se produce una «proyección atributiva inconsciente», fenómeno que consiste esencialmente en completar, sin darse cuenta, los aspectos desconocidos de la persona objeto de amor con los atributos que el enamorado desea, por lo que ésta que la idealizada.


Pensar en ti


El enamoramiento es una pasión y, como tal, organiza la personalidad con el único fin de obtener el objeto que la nutre, el ser amado. Los enamorados se ven arrastrados y dominados por él. No pueden dejar de pensar en esa persona ni concentrarse en otra cosa, aunque lo intenten. Se cambia de forma de pensar. Si hace falta, todo se justifica, el corazón anula la razón, todo vale si es para poder estar con esa persona, no se soporta su ausencia, se quiere poseer a toda costa, y de ahí la expresión «te comería».


Naturalmente, hay personas más o menos apasionadas, por lo que estas transformaciones son en algunos casos mucho menos intensas que en otros, pero en todos los casos los aspectos afectivos se imponen a los racionales.


Después, cuando la intensidad del enamoramiento va cediendo, comienzan a surgir poco a poco algunas dificultades, dudas y problemas. ¿Será capaz de querernos tal como nosotros la queremos?, ¿merece realmente la pena? Amar y enamorarse son cosas bien distintas.


El amor es un sentimiento de estimación ajena del que nos sentimos autores, que se prolonga en el tiempo con relativa independencia de las circunstancias externas, dependiendo de la voluntad y capacidad personal para nutrirlo.


En el amor no hay voluntad de posesión como en el enamoramiento, sino deseos de dar y compartir. Deseos que se proyectan ampliamente en el tiempo, dentro de un proyecto común con la persona amada. Es un sentimiento que cambia el rencor por perdón, los celos por confianza plena, la rivalidad por colaboración, la intolerancia por comprensión, el egoísmo por generosidad.


La relación perfecta


Generalmente el amor surge del enamoramiento. La relación se va transformando paulatinamente y, según se atenúa el apasionamiento inicial, va aumentando el amor progresivamente. En otros casos sucede al contrario: la relación comienza por el amor que se tiene a una persona y casi sin darnos cuenta descubrimos que estamos enamorados.


El enamoramiento sin amor carece de consistencia y está abocado al fracaso. El amor sin enamoramiento sí la tiene y puede mantener una relación satisfactoria para los dos. Si existe amor y enamoramiento, la relación es perfecta.


Por este motivo, hay que procurar no dejar las cosas del amor en manos del corazón exclusivamente. También hay que considerar, desde una perspectiva más racional, las posibilidades que tenemos de poder establecer una relación satisfactoria y duradera con una persona en concreto: nuestra capacidad y voluntad de amar y la suya, las circunstancias que rodean a esa persona, su familia, sus amigos, etc., ya que todo esto vendrá a formar parte de nuestro mundo.


Muchas veces, los problemas aparecen cuando no se encaja, por el motivo que sea, con la familia o los amigos del otro. Se puede tender a evitar esta relación, incluso a intentar alejar al otro de sus seres queridos, lo cual no se suele aceptar, ni es bueno, ya que son vínculos antiguos y naturales que generalmente se deben respetar y aceptar.


Un nivel cultural e intelectual parecido también va a favorecer una buena comunicación entre esas dos personas. Una comunicación amplia, libre, espontánea, sincera y participativa es esencial para lograr una relación afectiva adecuada.


Un estilo de educación parecido va a evitar muchos roces o comportamientos desagradables de la vida cotidiana, lo cual es verdaderamente importante a medio y largo plazo.


Cuando se tienen planteamientos parecidos y realistas, si se piensa del mismo modo, particularmente en lo que se refiere a cuestiones fundamentales, es más probable que se llegue a un acuerdo en estas cuestiones, por lo cual es siempre preferible una concordancia ideológica, escalas de valores similares y orientaciones parecidas en la forma de ver la vida.


Tener aficiones parecidas constituye una ventaja en 1a mayoría de los casos, ya que facilita la posibilidad de compartir mejor el tiempo de ocio; no obstante, en otros casos, cuando se trata de personas abiertas, el tener aficiones distintas puede resultar enriquecedor, siempre que el otro se muestre interesado en las mismas, ya que puede verse ampliado en este campo.


La madurez


Una cierta madurez de la personalidad es imprescindible para poder establecer una relación afectiva adecuada y duradera. También hay rasgos de la personalidad favorables en este sentido. Esencialmente consistirían en una buena capacidad para dar y recibir afecto, para comprender al otro, para adaptarse a los cambios Y, dificultades, en una suficiente estabilidad emocional, sentido de la lealtad y fidelidad.


Tener una cierta imaginación para evitar la rutina y saber disfrutar de la vida dentro de cada circunstancia suele evitar que la relación caiga en el tedio de la monotonía. Un buen sentido del humor desdramatiza muchas situaciones y alegra la vida a los demás.


El respeto al otro es esencial para la vida afectiva, e implica establecer una relación de igualdad, de persona a persona, en la que todo se comparte, desde lo que se posee a lo que se decide.


Es cierto que en algunos casos la relación puede modificar hábitos previos inadecuados, pero generalmente no sucede así. El abuso de alcohol, el consumo de drogas, la prodigalidad en gastos, la tendencia excesiva al juego, las conductas irresponsables y caprichosas son casi incompatibles con una relación afectiva adecuada y duradera. Creer que estas personas irán cambiando no pasa de ser, la mayoría de las veces, una ingenuidad.


Saber querer


No es suficiente con querer, sino que hay que saber querer. Saber querer es encauzar ese sentimiento hacia comportamientos de la práctica diaria que logren el objetivo último del amor: hacer feliz al otro.


Si cuidamos mejor la elección que hacemos y procuramos, no sólo con cariño, sino también con inteligencia, enriquecer esa relación día a día, tendremos muchas más posibilidades de éxito.

imformacion de:
http://www.fluvium.org/textos/familia/fam433.htm

10 cosas que los hombres odian de las mujeres

10 cosas que los hombres odian de las mujeres

Encuestas realizadas a varones sobre las actitudes que más les molestan de las mujeres y que cuando son frecuentes, pueden llevar a que la relación truene son:

1. Odian que no respetan su espacio personal: Los hombres no son muy dados a contar cada cosa que les pasa durante el día, sólo aquello de lo que se acuerdan o sucesos fuera de lo común; en cambio ellas se cuentan todo el intinerario, tal vez ahí es donde esta la confusión; no es que realmente las mujeres intenten ahogar a sus parejas, sino que muchas veces necesitan saber cosas que sus compañeros no les dan a conocer, actitud que suele ser interpretada como una invasión.

Aun así es cierto que tanto ellos como ellas necesitan de su espacio para desarrollarse personalmente, espacio que el otro debe saber respetar.

2. Los celos: Aunque los hombre aleguen que las mujeres se pasan de la raya viendo cosas que no son, deben saber que los celos sin razón no existen, independientemente de lo que él haga, siempre se producen porque la pareja se siente amenazada. Por ello es importante que el hombre explore cuál es la razón de ese comportamiento.

3. Les desespera el codificado lenguaje femenino:Para la mayoria de los hombres la mente y lenguaje femenino es muy complejo, creen que hablan en clave, no las entienden y se desesperan. Realmente lo que sucede es que la lectura emocional de los hombres es mucho más pobre que la de las mujeres y por lo tanto no son capaces de entender sus mensajes.

4. No les gusta que ellas sean demasiado sentimentales: Esto es muy comprensible porque en nuestra sociedad el hombre está obligado a ser más fuerte, resultándole difícil manejar sus sentimientos. Por lo tanto si no pueden manejar su propia emocionalidad, les cuesta mucho más manejar la de sus parejas.Hombres: No es malo, ni mucho menos serán menos hombres si de vez en cuando se muestran sentimentales y les permiten a sus parejas que lo sean.

5. Ir de compras, ¡Lo detestan!: Los hombres son mucho más directos a la hora de realizar sus compras, no se fijan en tantos detalles como las mujeres. Es por esto que les molesta pasar horas eligiendo un par de zapatos o pantalón. Ellos compran lo que a primera vista les gusta sin perder el tiempo en mirar otras opciones. Hombres tengan un poco de paciencia, todo se recompenza cuando ellas les lucen lo que se compraron , ¿o no?.

6. Mujeres inseguras: Realmente no les molesta en si el que la mujer sea insegura, sino el hecho de que muchas veces en la relación se vean obligados entregar algo que no están dispuestos a dar. Las mujeres necesitan estar con un hombre que les dé seguridad y no todos se sienten cómodos con este papel.

7. No les gustan las mujeres que hablan sin parar: Los hombres son muy concretos en una conversación , por lo tanto les desespera que cuando le preguntan algo a una mujer, ella responda en 10 minutos algo que no daba para más de dos. Esto se debe a que las mujeres tienden a darle ciertos matices a los mensajes.

8. Les enfada que ellas usen el sexo como un arma: Más bien se trata de diferentes perspectivas; para los hombres es muy fácil separar lo sentimental de los corporal, en cambio para ellas es todo lo contrario, va junto con revuelto.Si están peleados y la mujer no quiere tener relaciones, el hombre siente que lo están castigando, pero en realidad es que ella no tiene ganas porque existen problemas a otro nivel de la relación.

9. Les molesta mucho que ellas oculten su pasado, creen que cada persona tiene su historia y que para estar en pareja cada uno debe aceptar los antecedentes del otro. Ni que decir.

10. Les disguta el que las mujeres se critiquen entre ellas, pero la verdad es que los hombres esconden esta faceta. Aunque son más reservados y menos explícitos, de seguro que también, de vez en cuando le sale lo tijera.

Realmente el que a los hombres les disgusten ciertas actitudes de las mujeres, demuestra una vez más que ambos son distintos; y que la clave para llevar una buena relación a pesar de ello no esta en aguantar sus comportamientos, sino en que hagan un esfuerzo por entrar al "espeluznante mundo femenino" para traspasar el mensaje textual y encontrar sus matices. Tan sólo imagínense si ambos sexos nos comunicaramos como los hacen los hombres, las relaciones serían bastante monótonas. Las mujeres dentro de sus complejidades son la sal de la vida, ¿a poco no?.

imformacion de:
http://www.elkiosko.com.mx/10_cosas_que_los_hombres_odian_de_las_mujeres.htm

secretos :Así son los hombres: sus manías y virtudes

Así son los hombres: sus manías y virtudes


Todos sabemos que los hombres y las mujeres somos muy diferentes en muchos aspectos. Si analizamos los mitos que rodean a cada sexo tendríamos mucho que discutir, sin embargo, está claro que estos mitos surgen porque una gran mayoría cumple esas características o al menos las ha cumplido durante mucho tiempo.

Hacer generalizaciones es cometer un error, pero en nuestra sociedad está muy establecido que las mujeres son “mandonas, cotillas, sensibleras, etc” y que los hombres son “poco románticos, inmaduros...”

No hay que generalizar
¿Qué tienen de verdad estas afirmaciones?, ¿realmente nuestros chicos son inmaduros al 100%?, ¿todos son poco románticos?, ¿ninguno sabe escuchar? Y sobre todo, si son así, ¿qué podemos hacer las mujeres para que cambien?
Ya sabemos que no se pueden sacar conclusiones generales de hechos particulares, es decir, no podemos llegar a una conclusión porque algo haya sucedido una vez. Eso no significa que vaya a suceder siempre. Aunque esto está claro, también es cierto que si tenemos a menudo esa tendencia y entonces generamos ideas irracionales sobre algunas cosas.
Por ejemplo: si mi pareja olvida un día nuestro aniversario, no podemos concluir que es poco romántico o que no nos quiere o que no se responsabiliza. Necesitaremos muchas otras pruebas para llegar a esa conclusión. También debemos dejar de lado comentarios y alusiones de otras amigas respecto a sus parejas ya que pueden ayudar a fomentar ideales rígidos respecto a como son los hombres en general.
Te recomiendo que te centres en el tuyo y te dediques a mejorar vuestra relación de manera individual, sin utilizar ejemplos de otras parejas ya que cada persona es diferente y solo puede ayudar para que se formen malos entendidos y comparaciones odiosas.



Los hombres y el sexo
Uno de los mitos más extendidos respecto a los hombres, es su interés excesivo por el sexo.
Desde siempre ellos han tomada la iniciativa y a las mujeres se nos ha educado para ser comedidas y no alardear de nuestras relaciones ya que estaba mal visto, eras “una fresca”, etc. La mujer siempre ha estado recluida y se ha tratado el tema como algo tabú. Así es como se forma el mito de que el hombre es más promiscuo o le gusta más tener relaciones.
En los tiempos que corren, este mito va desapareciendo, con la liberación de la mujer y la extensión de los métodos anticonceptivos, la mujer a tomado un papel importante en este tema y es libre para actuar como prefiera. Es cierto que somos todavía las propias mujeres las que criticamos a las más promiscuas, pero el deseo es el mismo para todas.
Al igual que el hombre, estamos preparadas para disfrutar del sexo y no por ello nuestros chicos son obsesivos del tema. Cada vez estamos más igualados y es un tema prioritario para ambos sexos cuando se inicia una relación. Ellos siempre han sido más libres al respecto y han tenido menos miedos, se les ha fomentado desde muy pequeños y de ahí que parezcan más interesados, qué hablen más del tema, etc. Pero la realidad es que todos estamos interesados por igual, ¿o no?
No taches a tu pareja de liberado o de obsesivo. Analiza tus sentimientos y busca en tu interior. ¿Utilizas el sexo como modo de manipulación?, ¿le niegas el contacto físico como castigo por una discusión? Si haces algo de esto realmente no es porque él sea un obseso y a ti no te interese, sino porque buscas algo con lo que fastidiarle.

¿Tú tienes problemas sexuales?
Si tienes problemas sexuales, timidez, falta de apetito sexual... No etiquetes a tu pareja de lo contrario, tal vez tu tengas el problema y no él. Ojo con estos mitos , pueden hacer mucho daño y generalizar algunos aspectos que no son reales.
Por ejemplo, cuando utilizas las frases “es que siempre tiene ganas”, “no necesita nada, siempre le apetece”, piensa si esto es cierto, ¿seguro que siempre , siempre? ¿alguna vez no ha querido? ¿con qué frecuencia? ¿se puede considerar como normal?
Tal vez no estéis en sintonía respecto a este tema y tengáis que equilibrar la balanza hasta llegar a un punto intermedio. Buscar la satisfacción de ambos haciendo un pequeño esfuerzo cada uno. Él para disminuir la frecuencia y tú para aumentarla.


Ayúdale a comentar sus problemas, miedos inseguridades, no des por hecho que siempre está bien y que es duro como una piedra, porque puede que se lo esté tragando y luego salga hacia fuera de la peor manera

Falta de romanticismo
Otro mito con el que se ha tachado a los hombres desde siempre ha sido la falta de romanticismo, su poca delicadeza y sentimientos para con las chicas y su sentido de la hombría. Al igual que ocurre con el sexo la educación es la que manda.
Siempre se ha reforzado en los hombres el ser valientes. Ya los príncipes azules hacían frente a los dragones y salvaban a la princesa y nunca desfallecían, no se les permitía tener miedo. La famosa frase “los hombres no lloran” ha calado hondo en los varones desde hace muchos años y ahora les resulta difícil ser distintos, aunque la sociedad se lo esté demandando. Por suerte todos vamos cambiando y evolucionando.
Igual que las mujeres dejamos de ser tan emotivas y lloronas y somos más resolutivas, los hombres se van permitiendo el ser débiles y sensibles, aunque todavía les cuesta. No es fácil que te tachen de homosexual por echar una lagrimita o por no tener fuerzas para enfrentarte a un problema.
Desde luego, es humano que esto suceda y no podemos luchar contra la naturaleza del ser humano, civilizado, racional y emotivo. Nosotras por lo que nos toca podemos ayudar a nuestras parejas a que expresen sus sentimientos . Cuando nosotras estemos mal podemos expresarnos y contarles todo lo que sentimos, para que nos tengan como reflejo y puedan imitarnos cuando les suceda lo mismo. Ayúdale a comentar sus problemas, miedos inseguridades, no des por hecho que siempre está bien y que es duro como una piedra, porque puede que se lo esté tragando y luego salga hacia fuera de la peor manera. Aguantar sentimientos negativos y no expresarlos hacia fuera es un modo de generar a largo plazo un trastorno emocional tipo depresión, ansiedad, etc.



Aprender a ponerse en el lugar del otro
Debemos aprender a ponernos en el lugar del otro y a aprender que las diferencias entre los dos sexos se dan desde hace mucho tiempo y que aunque queramos cambiar para bien, a ambos nos cuesta quitarnos de encima las etiquetas generalistas que se nos han colocado desde la prehistoria.
Si alguna característica concreta de tu pareja te molesta especialmente y has comprobado que no se trata de un mito sino que tienes pruebas que te demuestran que es real.
Tendréis que negociar y llegar a acuerdos para que los dos podáis estar contentos y satisfechos.
Si algunos comentarios y actitudes de tu pareja no te gustan tienes que hacérselo saber cuanto antes y no permitas que te etiquete a ti con los mitos de todas.
Todos estamos de acuerdo que hay unas características generales que nos describen a todos los del mismo sexo, pero luego están las diferencias individuales que son con las que tenemos que trabajar día a día en nuestras vidas para poder sobrevivir en pareja y en la vida.


Terra Mujer / Vicenta Sanz Herrero. Psicóloga clínica

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El eje que mueve le motor de los celos suele ser el sentimiento de posesión
que se tiene por una persona, en este caso la pareja. Nuestra baja autoestima nos hace pensar que no valemos lo suficiente y que en cualquier momento puede aparecer una tercera persona con mejores cualidades que nosotros y nos arrebate nuestra pareja.
Los celos en la pareja se dan por varias razones:

- Baja autoestima.


- Falta de confianza en uno mismo.



- Si hemos vivido escenas de celos de nuestros padres o entorno.



- Por traiciones vividas en el pasado.


- Por desconfianza.


Vamos a ver unas estrategias para poder controlar los celos en nuestra vida.

1.- Uno de los temas importantes por el que empezaremos a trabajar será la confianza en uno mismo. Debemos evitar los pensamientos negativos y sobre todo los que son destructivos, ya que este tipo de pensamientos lo único que hacen es alimentar los celos. Para poder trabajar este punto lo que haremos será que cada vez que surja un pensamiento de este tipo lo cambiaremos por otro que nos aporte seguridad y confianza.



2.- Deberíamos hablar con alguien de nuestra confianza y contarle lo que nos está pasando para poder tener otro punto de vista, pero eso sí, debemos tener claro que quizá nos digan algo que no nos guste.


3.- Reflexionar sobre la situación, nuestros sentimientos y las diferentes perspectivas que tenemos, la nuestra y la de nuestro confidente.


4.- Una vez que nos hemos enfrentado a nosotros mismos y nos hemos aclarado muchas cosas, nos daremos cuenta de cómo nos estamos comportando con nuestra pareja, el daño que le hemos hecho y el nos hemos hecho a nosotros mismos.

5.- Nunca utilizaremos la tragedia para sumir los celos, es decir, nada de ponernos como una víctima por que esta no es la forma de solucionarlos.

Cortando la libertad de nuestra pareja no se llega a ningún sitio bueno, ya que lo que conseguiremos será perder a la persona amada y esto es todo lo contrario a lo que realmente deseamos.

imformacion de :

http://www.taringa.net/posts/femme/13507743/tips-para-controlar-los-celos-hombres-mujeres.html

Las mujeres bellas atontan a los hombres

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Revelan que las mujeres bellas atontan a los hombres


Un estudio comprobó que los estudiantes varones no piensan con claridad después de tener contacto con compañeras especialmente atractivas. En cambio, a las chicas no les pasa lo mismo cuando están frente a hombres guapos.



Expertos de la Universidad de Radboud, en la ciudad holandesa de Nimega, observaron el rendimiento intelectual de estudiantes varones poco después de tener contacto con compañeras especialmente atractivas. Y llegaron a la conclusión de que poco después de un encuentro con una bella mujer, un hombre no piensa con claridad. Entre las mujeres en cambio no tuvo ese efecto encontrarse con un hombre guapo.

Ello podría explicar por qué los hombres tienen un rendimiento menor que las mujeres en las casas de altos estudios, según el psicólogo social Johan Karremans, que dirige el estudio presentado hoy con 50 estudiantes varones y 60 mujeres. Los grupos debían charlar entre ellos y a continuación hacer una serie de pruebas.

Los hombres que tenían contacto con mujeres especialmente atractivas estaban "muy ocupados por la impresión que daban", lo que seguramente afectó su rendimiento intelectual.

Las mujeres participantes no se veían impactadas en cambio en su capacidad de racionamiento al estar con hombre atractivos, publica Karremans en el diario universitario "Vox".

Fuente: http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=149672&id=296992&dis=1&sec=1